sábado, mayo 13, 2006

Acto o actuación de escribir

Escribir es horrible. Es sentarse sola y consciente del impulso irracional que me mantiene en alerta. Abrir las ventanas para que entre todo lo que el mundo tiene en su escaparate, y seleccionar personas y sentimientos como ropa para un bautizo: el nacimiento de la obra. Con mayúscula o con minúscula, el tiempo decidirá si mi O/obra adquiere los apellidos de su madre. Madre ilegítima, bastarda de mis palabras (o palabras bastardas, no sé quién dio a luz a quien): yo sólo he sido la escriba de los sentimientos. Selección, elección.
Te elijo a ti. A quien le he sido infiel. Infiel. Infiel. ¿Tan mal suena? Infiel.
En la vida de las palabras, no en la de revoluciones, quejas, suspiros, anhelos (¿es lo mismo?). He amado a otras mujeres, las he vestido con palabras distintas a las que hoy dejan entrever tu vientre. Infiel.
No te aflijas, son letras, no es mi vida (¿es lo mismo?).

Pero tu vida es literatura, literalmente literaria.

Tan infiel como las palabras, que se vuelven contra mí y se transforman en poesía en bruto sobre tu lengua. Quiero esa poesía. Quiero tu lengua (mi otra pasión son los idiomas).
Ya que eres musa, sé prologuista de mis obras: es una delicia confundir biografía con bibliografía: yo no soy unos estudios, no soy una opción obligada; soy Jeannette Winterson, Gioconda Belli, Julio Cortázar, Cristina Peri Rossi, Jack London, Kafka, Beckett, Alejandra Pizarnik, Carver e infinitas combinaciones de palabras con palabras.
Escribir es horrible, déjame algo de tu belleza para tapar el engendro que estoy creando. No quiero mostrarlo en público, pero debo volver al lugar en el que me coronaron creadora de palabras. No quiero. Quiero librarme de esta carga de expectativas, de estos versos preliminares a la anticipada victoria sobre un público elaborado especialmente para mí. Pequeños clones con pequeños trozos de mi espuria inspiración (tus ojos, me miran, ardo), pequeños ojos sobre pequeños rostros entre un escenario con forma de espiral.
Destruyeron el sonido para la que creaba silencios. Apoyó unas hojas en blanco sobre el atril mientras la ovación se calmaba (¿nuevas palabras? ¿nuevas conquistas? ¿nuevos libros? ¿nueva tú?), miró hacia el fondo del salón como había hecho la primera vez hace tres años (tanto tiempo e igualmente distinta), sintió la voz a la altura de los pies y sus manos, sucias sin historias, premios ni nuevos reconocimientos.

He vuelto para buscar palabras.

Como dejó de brillar se dedicó a robar luces en nuevos espejos. Porque su ojos ya no lo eran. Su voz sonaba cogida de la mano del silencio.
Me dijeron que escribir vale la pena.
No sé cómo anda el mercado de valores de las penas. No sé nada de sentimientos y hablo como si amase.
La historia sobre la historia. La que se abre y se cierra por la misma página. El ciclo de descubrir eternamente lo mismo. Escribir es horrible.

4 Comments:

At 8:12 p. m., Anonymous Anónimo said...

hal9000


"He dedicado la mayor parte de mi vida a la literatura y tan sólo puedo ofrecerles dudas"

J.L. Borges

 
At 5:56 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pues a mi escribir me relaja, igual hasta me evade, o me lleva a sitios que mis palabras alcanzan y que jamas pense pudiera alcanzar...

Miau

 
At 3:33 a. m., Blogger kaysen said...

Siempre distinto y lo mismo, para volver a buscar el mismo punto en una historia que se repite.

Alerta en esa situación irracional que no puede volcarse más que en palabras, para quien conoce las líneas y quien se pierde entre ellas, para soñar que leyendo una vez y otra puede escribirse algo nuevo, creyendo que escribir puede ser la mejor lectura y por soñar que el mundo todavía puede volverse poesía.

 
At 8:24 p. m., Anonymous Anónimo said...

... este me lo imprimo para saborearlo bien. Tanta densidad abruma. besos!!

 

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