Hija de Lilith.-

Ella.
La mujer de légamo, unión de pecado y sabiduría, creadora de El Arte. Ninfa, ninfa hermosa, demasiado hermosa, que tañe la lira insonora que traerá la felicidad. No es la felicidad del Edén; tampoco es una única felicidad. Son todas con las que ella sueña, todas ellas encerradas en ella, en una palabra cuya magia evocadora deseó alejar de manos impuras. La guardó escrita en una hoja seca de la que brotó la naturaleza, la vida y la muerte, los soles y las lunas. Escribió con un trazo fuerte y puntiagudo toda la existencia, toda la nada y todo lo absoluto.
Ella creó El Arte, el Sentimiento que nos ayuda a elevarnos sobre el escepticismo de no saber quiénes somos.
Ella sabe quién es.
Ella.
Lilith.


Una mujer. Análoga de la creación de un torno de alfarero cuyas costillas flotantes no le permitían desarrollar la plenitud de un modelo; el modelo a imagen y semejanza de él, de ellos. La pasarela es el mundo entero que se rinde a sus inteligencias de creador y creado.
Una mujer que busca la vida en sus ojos y la muerte en su boca; ojos y boca en un mismo rostro femíneo de serpiente que le ofrece la manzana de la sabiduría con la que lograría entender.
Ese fruto, que lograría determinar lo indeterminado y convertirla en La mujer. Dueña y esclava del Arte, sabia ignorante de lo necio, tan libre como para no necesitar afirmar su manumisión. Visionaria, crápula, creadora, artista necesaria de la felicidad, de todas las felicidades que necesitan ser abrazadas para ser encerradas en nuestra libertad.
Una mujer.
Una mujer desdeñó la manzana porque la asoció al mal(*). No sabía lo que era ese mal, esa manzana. Desconocía también el bien. Era amoral hasta que él le mostraba la moral.
Una mujer que no podía ser como Lilith porque no era por sí misma un ser.
Una mujer.
Eva.


Yo soy hija de Lilith, mi espíritu es tan mortal como el Arte. Sigo escribiendo.




(*) "Manzana" y "Mal" comparten la misma grafía en latín: "malum-i", solamente se diferencian en que la primera vocal de "manzana" es larga.