miércoles, mayo 18, 2005

El abrazo de las artes

El grito (homenaje a Edvard Munch).-


El grito del silencio es aire de un día de otoño. Es el suave crujido de las hojas que mustias y rotas por el paso del tiempo intentan como último esfuerzo enredarse en el soplo de vida que el mismo viento les arrebata impasible. Las figuras son las que provocan ese grito de silencio. Sí, son ésas, desdibujadas, horrendas, tan iguales en su fealdad, las que vomitan un ruido sucio que acompañan con el punteo de sus desafinadas cuerdas vocales. Deseo taparme los oídos, pero qué sorpresa descubro que no tengo oídos y que estoy obligada a ensuciarme a convertirme en un angustiado insecto kafkiano a morir morir morir y regurgitar las mismas incongruencias que el resto si no deseo ser aplastada por el coloso pie de la masa y su masa colosal de pie que aprisiona aprisiona esta cabecita con sus antenas ojalá estuviesen desintonizadas para no oír oír nada que es oír algo en definitiva pero qué más da si el sucio vacío sigue ahí y no puedo limpiarlo porque nada hay y donde existe el vacío no existe suciedad y no encontraréis comas ni puntos ni pasos (pero) de(sí) cebra(paréntesis) porque si me detengo me pisarán si dejo de escribir ya me habrán fumigado así que grito silencio y en silencio le leeré lo que escribo a quien sepa descifrar el sonido del silencio (paréntesis discontinuo)


Danaide (homenaje a Rodin).-



Son tus curvas la calma de una caricia de mar, tu pelo la voz ondulada del viento, tu cuerpo la tierra sobre la que nace virgen la belleza; y tus ojos... ¿Fuego? No, tú estás fuera de lo común. Donde otras se elevan y muestran todas sus cualidades con la primera mirada, tú te recoges en una postura fetal defensora de tus virtudes. Me gustaría poder recoger tu recogimiento, alzar mi voz como Cristo y obligarte por favor a levantarte. ¿por qué, por qué no me miras? Pareces hierática, inmóvil, sufrimiento de mármol. No sé si puedo hablarte, no sé si puedes escucharme, y aunque no veo tu cara, sé que un sentimiento frío recorre tu cuerpo, y aunque sigas teniendo el corazón de piedra (tal vez no sólo metafóricamente) yo permaneceré a tu lado, esperando el día en el que el coma cese, cese y despiertes, y el sonido de tu voz romperá todas las palabras absurdas. Romperá los oídos acostumbrados a las estulticias y a las mentiras, convertidos entonces en... sí, estatuas con la boca cosida. Te moverás con una gracia que cegará, se desentumecerán tus brazos, y entonces volveremos a la postura inicial: no diré nada y permaneceré inmóvil. Ahora que tú has nacido yo muero abrazándome a ti, abrazándome a mí, durmiendo eternamente en piedra con una sonrisa escondida entre mis brazos, que nadie verá menos tú, que en tu nueva vida como humana vislumbrarás tras mi cuerpo pegado y más tarde formando parte de ese suelo del que despertaste. Dormiré una larga noche de piedra en la que soñaré con tus manos que no podré sentir; la dulce paradoja del arte.


Abstracción lírica (homenaje a Kandinsky).-



¿Qué ves? ¿Qué veo? Lo que tú me haces ver. Todo es tan imposible, tan deforme, tan aleatorio. Te quiero. ¿Te quiero? No, ¿para qué? ¿Por qué no puedo preguntar por la finalidad del amor? ¿Qué quieres conseguir con ello? No es un fin en sí mismo, deja de filosofar. Es un estorbo, son cadenas que te impiden vivir otra realidad que no sea la mía: la vida es un conjunto de líneas, puntos, puntos que se unen por líneas. Aquí estamos tú y yo para crear nuestro cuadro abstracto, lo colgaremos en la galería más elitista que veamos, y le diremos a los críticos que no formamos una mala pareja: somos kitsch; no tenemos una actitud inmadura: nuestro estilo es naïf; no somos personas simples y monótonas: somos minimalistas. ¿Lo ves ahora? ¿Qué ves? Puntos, puntos. Quiero abarcarlos todos. Necesito trazar una línea continua que me ayude a unirlos todos, como tú me has enseñado. He tomado el pincel y me siento un Dios Creador; ahora lo comprendo todo, y soy una artista. Es más, soy bohemia, y vivo en mi mundo aparte donde yo interpreto mi realidad. Te dedicaré obras que no serán más que puntos y líneas, recogeré tu teoría, sí, pero la reciclaré en más palabras con papel de regalo. Puede que no te guste, que no la comprendas y que no le encuentres sentido... No tienes ni tendrás idea de lo que es el arte. Tampoco el amor.


El peine de los vientos (homenaje a Chillida).-



Hemos llegado al final, donde las artes se encuentran, y juntas, deciden levantarse contra todo lo racional. Tengo algo dentro, y ese algo no me pide que enuncie teoremas; ese algo se escapa de teorías y no lo puedo controlar más que con la palabra. En esta exposición al aire libre juega a nuestro favor la naturaleza, y convivimos en unión. No nos pedimos explicaciones, las palabras son cuadros y las imágenes tienen su propio idioma, pero parecen entenderse al fin, y con un último abrazo, las artes deciden ser un mosaico de teselas que conforman un mismo sentimiento, indescriptible a pesar de la unión, pero perceptible de una manera imperceptible... Las palabras toman la fuerza de todas las lenguas, las estatuas se ponen en movimiento, la música estalla con el nacimiento de la última revolución de las artes, y en medio de tanto caos alcanzamos el nirvana en el que nos cegamos y enmudecemos. El hombre crea a, ante, con, contra, de, desde, por, según, sin, sobre, tras... el hombre. El lenguaje crea las imágenes en las que el pintor moja su pincel, con las que el escultor cincela su obra y con las que el viento peina sus torbellinos en los que nos revolvemos extasiados de placer, placer intelectual, todas las criaturas capaces de disfrutarlo. Aquí encontramos en estado puro la delgada línea que divide al hombre del animal. Aquí dejo caer una lágrima, una sonrisa, una melancolía en forma de grafemas a favor de quien piensa que piensa (sapiens sapiens). Pensemos en arte.