viernes, abril 22, 2005

Melancohólica


SOSyEGO. Kaukisella



A solas contigo. Donde no se me ocurren las palabras y cuando quieren salir de la cárcel de mi cuerpo. Somos palabras, somos vocativos inconexos, ni siquiera nuestros nombres comparten lugar de nacimiento. Hemos cambiado. Rumbo a la unión, rumbo a la desunión, con el mundo o sin el mundo; yo lo ignoro y él me ignora. Tú me quieres ignorar, y yo a veces deseo ser ignorada. Perfecta conexión. Aquí podía empezar una historia, pero noto como hoy las palabras se deslizan desde mi cerebro hasta la punta de mis dedos, flotando yermas sobre el mar de letras del teclado. Quiero empezar algo que sé que va a acabar, porque todo tiene fecha de caducidad, pero por algo la colocamos en el reverso: las palabras postliminares de una muerte anunciada con susurros. ¿Qué digo, qué hago? No perdamos el tiempo con desvaríos y mordámosle con saña el segundero al reloj. Colguemos un cartel en todos los relojes del mundo que diga "volveremos con el infinito", no hagamos más equipaje que nuestros recuerdos sobre la cabeza y partamos hacia un lugar en el que nadie nos conozca, y cuando nuestros nombres quieran atarse a la tierra cortemos cuerdas y volvamos a partir, porque la tierra no tiene nombre y las banderas no tienen colores. Encontremos el paraíso perdido donde el tiempo vuelva hacia atrás cuando ya no me quiera arrepentir del pasado; vayamos a la tierra donde no hay espejos y mi reflejo pueda ser tu reflejo, y así me pueda enamorar de algo que forma parte de mí sin sentirme narcisista. Encontrémonos con nuestros peores enemigos, plantémosles cara y démonos cuenta de que nunca habíamos querido decirles nada. Busquemos el amor, lo puedes encontrar en quien desees, cuando desees y como desees; te lo envolvemos con papel de regalo, sólo tienes que firmar aquí y será tuyo para siempre. Si no lo quieres, te devolvemos el dinero, la casa, el coche, los fines de semana con los niños, treinta años de amor eterno y una buena opinión social (la mejor inversión es tener acciones con Cupido, siempre sale el siete rojo y la banca siempre pierde. Sólo tienes que tener atractivo, dinero y estupidez en grado sumo). Pienso esto, y lo peor de todo es que lo escribo sintiéndome traficante de alguna droga maldita que en malas manos llevaría a la hecatombe. Pienso esto, y no sé si arrepentirme de estar pensando en ti. Soy demasiado perfecta, debo ser frágil e impecable, independiente pero sensible; debo ser perfecta. No debo, no debo... no debo caer en tu trampa, aunque fui yo quien se ha tendido la emboscada creyendo tener el arma bajo la camisa, pero cuando te aproximas miro en el bolsillo y sólo encuentro un poema desgarbado que quiso salirse de mí para ti. No debo amarte, porque rompería mi perfección, pero jugué con Cupido sin tener demasiado atractivo, dinero ni estupidez, y acabé perdiéndolo todo. Así que te amo, te amo, y no sé lo que es el amor, pero he amado a otras personas con tangibles rosas concretas y a ti te amo con lo intangible del tiempo abstracto, que no es una razón de peso propiamente porque un reloj poco pesa. Muérdele el segundero una vez más, esta puede ser otra oportunidad. Descubramos que no hay nada por descubrir cuando no existe el tiempo... (tic) Déjame besar tu mano (tac) para recordar que nunca hubo un siempre,(tic) y con el sabor de tu cuerpo en mis labios (tac) haré el bálsamo que cure el amor infinito(tic) y atemporal que siento por ti (tic...)...

3 Comments:

At 10:58 p. m., Anonymous Anónimo said...

hay inteligencia, hay atractivo... ¿quien es ese "ti" al q le dirijes el post? precioso, sublime. Mucho dolor, Kaukisella.

 
At 12:36 p. m., Blogger Kaukisella said...

Ni yo sé a quién se lo dirijo. Una amalgama de sinsabores conforman el post.

 
At 9:40 p. m., Anonymous Anónimo said...

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

no sobra ni una letra.
combinación dolorosamente perfecta.
sgr lynd

besos

 

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